En enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de una nueva enfermedad por coronavirus en la provincia de Hubei,  país China, declarándola como una Emergencia de Salud Pública de relevancia internacional.

LA BIOSEGURIDAD  MINERA EN TIEMPOS DE COVID 19

 

En enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de una nueva enfermedad por coronavirus en la provincia de Hubei,  país China, declarándola como una Emergencia de Salud Pública de relevancia internacional. El 11 de marzo se declaró oficialmente una pandemia por coronavirus Covid-19 luego de haberse propagado la infección a una gran cantidad de países del mundo, en el que se encontraba también inmerso el Ecuador, pues el 29 de febrero había registrado su primer caso.

Frente a esta realidad, el país activó su sistema de emergencia que se ha mantenido bajo la dirección del Comité de Operaciones Emergentes COE Nacional y MSP, quienes han implementado las directrices de prevención y control para evitar la proliferación del (COVID 19), que como es de conocimiento general y al cierre de este artículo, el país ha registrado 180.295 casos confirmados y 130.008 fallecidos por esta pandemia, cuyas consecuencias se evidencian en el deterioro económico - productivo en general y la inestabilidad emocional y de salud de la población en su conjunto.

En este contexto y conscientes que el virus COVID 19 es de fácil contagio y propagación,  muchas empresas y personas han cambiado su modalidad de trabajo, optando por alternativas como las de Teletrabajo, lo cual implica evitar el aglutinamiento en oficinas o espacios cerrados con congestión de personas. Pero trabajar desde el hogar no siempre es posible respecto de la actividad minera, dado que en su parte eminentemente operativa de producción, pues su proceso difícilmente puede ser ejecutado mediante esta opción de teletrabajo y por ello se ha requerido arbitrar un conjunto de medidas de prevención como protocolo de bioseguridad, que supervisadas por las autoridades sanitarias y laborales, se han constituido en requisito para la continuidad de las operaciones, que para el caso que nos ocupa, es la minería.

Estas medidas implementadas como políticas, programas o procedimientos, solo funcionan cuando se cumplen con rigurosidad  y, colectivamente, empleadores y trabajadores se vuelven responsables de la supervisión y su aplicación de forma eficaz. A continuación algunas medidas contempladas en los protocolos de bioseguridad.

 

Identificación de Sintomatología de casos covid 19.

Conocer los síntomas es importante para identificar si usted o un compañero de trabajo pueden estar en riesgo o poner en riesgo a los demás. Los síntomas más indicativos de la infección por la COVID-19 son la fiebre y una tos nueva, continua y seca.

Según la OMS, estos son los síntomas más frecuentes observados en las personas infectadas:

88 % de los casos        Fiebre

68 % de los casos        Tos seca

38 % de los casos        Fatiga

33 % de los casos        Producción de esputo

19 % de los casos        Falta de aliento

15 % de los casos         Dolor muscular o articular

Otros síntomas con menor frecuencia incluyen pérdida del gusto y olfato, dolor de garganta, dolor de cabeza, escalofríos, náuseas o vómitos, congestión nasal, diarrea, hemoptisis (tos o esputo con sangre) y congestión conjuntival (ojos irritados y llorosos).

En la mayoría de casos de infección por la COVID-19, las personas con un tratamiento adecuado se recuperan sin complicaciones. Sin embargo, un porcentaje puede experimentar el síndrome respiratorio agudo grave y/o neumonía, e incluso en ocasiones, estas afecciones graves pueden evolucionar hacia la insuficiencia orgánica y llegar a la muerte. El riesgo de padecer complicaciones graves parece aumentar con la edad.

 

Cómo debe ser la respuesta de los lugares de trabajo ante la COVID-19

Al igual que cualquier peligro o riesgo laboral, los responsables técnicos de seguridad y salud, deben asegurarse de que se implementen las políticas, los programas y los procedimientos establecidos en el protocolo de bioseguridad respectivo, cuyas decisiones no deben quedar solamente en manos de los empleadores y sobre todo recordar que los principios de higiene personal e industrial siguen siendo los mismos para la COVID-19 que para otros peligros biológicos, siendo la primera,  eliminar o aislar completamente el peligro para reducir el riesgo de transmisión del virus. Para lograr este propósito se vuelve necesario implementar las recomendaciones que a continuación se detallan:

 

Higiene personal

Proporcionar un equipo de protección específico contra el virus de la COVID-19, entre los que no deben faltar dentro de los EPPs recomendados, los respiradores o mascarillas, gafas o protectores visuales y guantes.

Realizar un lavado de manos frecuente y completo con mucha agua y jabón, así como disponer dosificadores de desinfectante de manos de fácil acceso y en ubicaciones estratégicas en todo el lugar de trabajo.

Ubicar carteles que explican cómo realizar un lavado de manos “completo” recordando que para desinfectar las manos, se necesita un mínimo de 20 segundos con agua y abundante jabón o detergente.

Evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca con las manos sin lavar.

Es preferible el secado con toallas de papel que los secadores de aire, ya que pueden dispersar ampliamente los virus restantes.

Promover una buena higiene respiratoria en el lugar de trabajo: animar a todas las personas a usar un pañuelo de papel para cubrirse completamente la nariz y la boca si necesitan estornudar o toser, o bien a hacerlo en el pliegue del brazo si no hay ninguno disponible.

También constituyen medios de ayuda los divulgativos impresos o digitales de información y reuniones de educación y capacitación.

 

Higiene industrial y laboral

Debe implementarse un régimen de limpieza y desinfección frecuente de superficies tales como maquinaria, herramientas, controles, manijas, teclados, pantallas táctiles, teléfonos, dispositivos de oficina, puertas, barandillas de escalera y muebles, entre otras. Para desinfectar las superficies se debe utilizar alcohol, peróxido de hidrógeno y lejía en concentraciones suficientemente altas (etanol al 62-71 %, peróxido de hidrógeno al 0,5 % o hipoclorito de sodio al 0,1 %, como mínimo) durante al menos un minuto. Cualquier contaminación evidente con sangre o fluidos corporales debe tratarse con especial cuidado tanto para desinfectar la zona como para proteger al personal de limpieza, que debe estar informado o capacitado con respecto a la manera de desinfectar adecuadamente.

Los empleadores deben asegurarse de proveer y mantener un stock suficiente de suministros adecuados de limpieza y de primeros auxilios.

Garantizar un buen nivel de intercambio de aire (ventilación) en el lugar de trabajo.

Distanciamiento físico personal siempre que sea posible entre los trabajadores (dos metros o más) y permitir, si es asequible, el trabajo desde casa o con horarios flexibles o turnos escalonados para reducir la cantidad de trabajadores que entran en estrecho contacto entre sí.

Cancelar todos los viajes y reuniones no estrictamente necesarias y sustituirlos por reuniones virtuales.

Prestar especial atención a los trabajadores que pertenecen a categorías de alto riesgo debido a su edad o a afecciones de salud preexistentes.

Los muebles, utensilios, cubiertos, platos, etc., de la cocina y el comedor deben tratarse con especial cuidado y de preferencia utilizar recipientes descartables.

Los residuos potencialmente contaminados, incluidos los pañuelos usados, deben eliminarse de forma segura.

 

Señalización y  la nueva normalidad.

La implementación de un sistema de señalización es básica para enfrentar este reto  llamado «nueva normalidad», por lo tanto, todas las recomendaciones dadas deben encontrarse marcadas visualmente, capaz de orientar a las personas sobre la aplicación de las medidas de bioseguridad.